El Instituto de Vivienda de los Trabajadores (IVT) fue creado en mayo de 1993 ante la inquietud de la Comisión Directiva Central de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) para poder atender el déficit habitacional en todo el país debido a la falta de una política global de vivienda, insuficiente aprovechamiento de los recursos del Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI), la falta de inversión privada, y la preocupación por generar puestos de trabajo. Todo esto fue la consecuencia de la aplicación sistemática de políticas económicas neoliberales que se caracterizaron por un Estado ausente, regimenes de privatizaciones, ajustes en salarios y por supuesto la no realización de planes de obras públicas, tanto de vivienda como de infraestructura, con el pretexto de que crearían inflación. Este modelo era aplicado no sólo en nuestro país sino también en casi toda la región de América del Sur, perteneciente a la órbita de la conveniencia del Fondo Monetario Internacional y sus recetas.
Las dos razones fundamentales que dieron origen a éste IVT, basándose en los principios de solidaridad social y ayuda mutua mediante el adecuado empleo de aportes, ahorros y otros magros recursos provenientes del sector público y privado, nacional y extranjero fueron:
1) La generación de empleos para los trabajadores de la construcción (UOCRA).
2) Que todos los trabajadores con poca capacidad de ahorro puedan acceder al sueño de la vivienda propia, no sólo los de la UOCRA, que son los que construyen, sino también otros trabajadores, para que los barrios no se transformen en ghetos, sino que alberguen población mixta.
En la historia de vivienda, siempre se ofertó la vivienda para los sectores de grandes recursos a través del mercado inmobiliario y la red bancaria, siendo el Estado el encargado de la vivienda en barrios carenciados y villas.
El trabajador medio, organizado por gremios o profesionales y técnicos monotributistas que no califica para los intereses leoninos de los Bancos Multinacionales, siempre fue olvidado sin considerar que son los que más aportan al sistema tributario. Son justamente estos sectores a los que van dirigidos nuestros barrios de vivienda. La tipología de las viviendas son las unifamiliares en PB apareadas o en dúplex, en el caso de los municipios del interior de las Provincias y viviendas en propiedad horizontal en las ciudades con mayor densidad poblacional con pocos terrenos disponibles y de mayores costos.
Siempre hemos considerado a la vivienda como un ordenador social ya que a partir de ella la familia tiene un acceso a la salud, al trabajo, a la educación y a la seguridad. Es decir , las familias dejan la marginalidad para insertarse en la trama urbana de las ciudades dejando el hacinamiento, la falta de infraestructuras, en definitiva dejando el flagelo de la miseria que tanto ha perjudicado a las poblaciones desocupadas. Si bien el acceso a la vivienda ordena la vida familiar, la construcción de los barrios por si solos no garantizan trabajo a largo plazo. Para los trabajadores de UOCRA significa pleno empleo pero para el resto de las familias que se dedican a otros oficios y profesiones la fuente de trabajo debe estar unida a la creación de un barrio.
La historia ha demostrado cómo durante muchos años se construyeron viviendas con fondos FONAVI y luego se adjudicaron a familias que en muchos casos no devolvieron los créditos y produjeron entonces la ruptura de la cadena solidaria: una familia que no paga da lugar a que otra familia no pueda acceder a una vivienda debido a la falta de recupero de fondos.
La falta de una política integradora desde el Estado Nacional con las distintas provincias y sus necesidades, concluyó con una repartición de los fondos para vivienda según una vieja Resolución de coeficientes que no reflejaban en absoluto la realidad del país. Se había conformado el Consejo Federal de Vivienda con la presencia de las Provincias y la Capital Federal, pero sin la figura de la Nación, con la consecuencia de que sólo las provincias de peso, pertenecientes a regiones grandes en cuanto a sus riquezas naturales, eran las que conseguían más fondos. Sin la mediación del Estado Nacional no se miraba al país como una totalidad.
Ante tales políticas, el IVT trabajó muchos años tratando de unir voluntades provinciales, municipales y nacionales, sin importar el color político de las mismas, sino cociendo la trama social que en definitiva era la que necesitaba de nuestros esfuerzos. Hoy, acompañando al Gobierno Nacional, el IVT sigue edificando oportunidades para todos.